Hola, me encanta saludarte nuevamente en esta vía que nos leemos mensualmente. Quiero contarte de un tema más personal y menos comercial, ya que he cumplido 6 meses viviendo en Madrid, y a lo mejor sea parecida a tu experiencia, nunca en mi caso había visitado Europa antes, así que los cambios y el aprendizaje emocional están a la orden del día.
Me gustaría contarte mi resumen de lo que he aprendido, tomando en cuenta que es mi segunda migración, soy venezolana, he vivido 2 años en Panamá (donde mi experiencia fue excelente sobre todo el segundo año) y ahora tengo apenas 6 meses en esta ciudad madrileña.
Soy bastante optimista por naturaleza, después de superar algunos hechos desafortunados de mi vida he aprendido que la felicidad depende de ti, del lente que decidas ponerte y de un ejercicio que valoro y enseño mucho en las sesiones de coaching que ofrezco que es el de “apreciación”; este ejercicio lo he aplicado personalmente en muchas ocasiones de mi vida, me ha ayudado muchísimo y por eso quiero compartirlo contigo, créeme que posee casi una magia, porque está muy relacionada a la gratitud y sabemos que ella es la mejor oración de abundancia y bienestar que puedas hacer en tu día a día.
¿Cómo hacer un ejercicio de apreciación?
Simplemente tomas una libreta, me gustan los marcadores de colores porque soy muy visual y kinestésica, tú puedes usar lo que te haga sentido a ti, pon música suave y siéntate a escribir acerca de las situaciones, personas, lugares, por ejemplo: si tu trabajo es muy pesado para ti, quieres que lleguen los viernes y amas los lunes, entonces en esa libreta debes apuntar al menos 5 razones que sean buenas (no todo es absolutamente malo, ni bueno) hazlo aunque te cueste, aprende a ver la luz en la oscuridad y la belleza en la fealdad, es importante además usar un lenguaje positivo. Casi siempre hay más de 5 motivos o cosas que son buenas, aunque al principio tu mente genere resistencia a verlo, y no sólo me refiero a eso que sé que puedes estar pensando: “Yasmari, lo único positivo que veo es el dinero o la pasta que gano”, quiero que vayas más allá de eso.
Te cuento mi ejercicio y así ves un ejemplo, además me encantaría que me escribieras para que me cuentes las tuyas si eres migrante también, o si eres nacional y haces el ejercicio en función a tu suegra, a tu casa o a cualquier situación de vida: me hará feliz leerte.
He aprendido al vivir en Madrid
A regular mi termostato interno, ya vamos a la 4ta estación primaveral, porque llegué a Madrid a final de verano, luego vi las hojas caer y la brisa llegar en otoño, luego recibí el invierno (que me lo había imaginado más grave, tomando en cuenta que vengo de un país donde hace mucho calor y humedad). Creo que han cambiado las temperaturas y también me he ido adaptando.
Estoy aprendiendo un nuevo español, donde se le dice tía y tío no solo a los hermanos de tus papás sino todo el mundo, donde chévere es algo que significa acá en Madrid como “me mola” o quizás también funciona “guay”, creo que el niche de nosotros para decir que algo es feo o marginal aquí se dice “cutre”, “currar” es trabajar, “cañitas” es cerveza, y el “ok” lo he sustituido por el “vale” porque sino te ven extraño. También aquí no se va al supermercado aquí se “va a hacer la compra”.
Es así como un sinfín de nuevas palabras llegan a mi día a día. Mantengo intacto mi acento, pero al menos decir “vale vale” te haces entender y es parte de la adaptación, igual en Panamá tuve que aprender “buco” que significa mucho en dicho país (agrego sonrisas a esta parte porque vaya que me ha tocado aprender muchas palabras), es positivo siempre, forma parte de la cultura.
He entendido que aquí se toma de lunes a lunes, hay miles de bares de tapas, cervezas y vino, la gente no se emborracha, es parte de la cultura también y hasta los abuelos lo hacen. Eso en realidad me ha impactado, de forma positiva porque creo que es una buena forma de drenar estrés, aunque yo casi no beba licor, ir al bar pedir unas tapas así sea con agua y hablar me ha hecho muy bien.
También aprendí que el cumpleañero es el que invita y paga la comida de los invitados, si trabajas en una oficina debes llevar a todos a comer o llevar una buena comida para compartir. En Venezuela y Panamá siempre se invita al cumpleañero, se le hace una tarta, se agasaja y llueven invitaciones a comer, a festejar y a compartir. Es raro para mí, sólo es una nueva forma de festejar.
Otra cosa no menos importante es que pagan el sueldo una sola vez al mes por lo que hay que aprender a distribuir los ingresos para que rindan el mes entero. Venimos de la costumbre del “quince y último” para los que trabajan como mi marido, en mi caso que soy emprendedora, hace mucho que no se de ambos temas, mis ingresos son diferentes.
Tener una señora que limpia es un lujo, tengo una que me ayuda 3 horas de cuando en vez, ¡como extraño a mi Sra. Ana en Panamá y a la Sra. Mary en Venezuela!, eran mis ángeles guardianes, igual me parece que está muy bien recordar mis viejas recetas de cocina y mantener ordenado mi hogar (tengo toc toc con el orden y la limpieza).
Otra cosa súper importante que en Latinoamérica no me creen mucho. No conozco nadie que tenga secadora en casa, cuando sale el sol en vez de gritar “vamos a la playa”, es “corre vamos a lavar para extender la ropa” (risas).
Me encanta de Madrid:
Me gusta que los supermercados venden muchos de los alimentos que puedo comer, hay variedad para personas que no pueden comer gluten como yo.
Me parece genial el sistema de transporte, la educación, el nivel cultural, las autovías (autopistas) y el sistema de salud que funcionan, para mi esto es demasiado valioso. Por otra parte, conducir el “coche” ha sido un nuevo desafío porque todo es diferente.
Cualquier paseo o lugar es maravilloso, lindo, divertido, así que no en vano reciben tantos turistas por año
La gente vive con lo básico, sí hay consumismo en algunas cosas, pero la gente no acostumbra a tener 50 pares de zapatos ni 10 abrigos, prefieren consumir experiencias y casi todos viven al día, pero en definitiva viven que es lo más importante. Cabe destacar que los arbolitos de navidad son pequeños y diferentes, por aquello del ahorro de espacio y de mientras más sencillo mejor.
Por último:
Extraño siempre mi país y mi cultura, con la alegría latina desbordante, sin embargo, agradezco todo lo que he aprendido aquí, me ha hecho sin duda una mejor persona.
No he terminado de conocer ni la mitad de Madrid, es bellísimo, elegante, bien cuidado, cultural, hay para todos los gustos, los atardeceres son espectaculares y el cielo de Madrid sin igual.
Gracias España, gracias Madrid por recibirnos y por hacer mi estancia bonita y tranquila.
Posdata: para una mujer de 42 años, sobreviviente de cáncer de mama y que ha vivido muchas experiencias de vida que me permiten ayudar a cientos de mujeres en el mundo a través de coaching, asesorías, talleres y conferencias, créanme que apreciar la vida, los instantes, las personas y cualquier situación por absurda que parezca siempre es un regalo…por cierto, respira, acepta el cambio y sé feliz.
Te abrazo, espero tus comentarios y experiencias.