Normalmente en esta época muchos ya estábamos haciendo una autoevaluación de todo lo que sucedió en el año. Pero en el 2020 ¿por dónde empezar?

El 2020 considero que ha sido el año en el que, como seres vivientes que somos, hemos podido experimentar en su máximo esplendor todo lo que abarca ser humanos. Pudimos entrar en contacto con nuestras emociones más extremas: miedo, tristeza, alegría, rabia, dolor, impotencia, incertidumbre, sin mayor juicio, solo con la interrogante de qué hacer con tantas emociones juntas.

Con la llegada de la pandemia, creo que llegaron las lecciones. Muchos podrían decir que las grandes enseñanzas del 2020 se nos presentaron al encerrarnos en nuestras casas; para empezar nos hizo valorar la libertad, eso que hacíamos normalmente y no lo considerábamos como algo importante , luego del confinamiento empezamos a extrañar y a darnos cuenta de algo tan sencillo como tomarnos un café en la esquina , era algo que ya estaba muy arraigado en nuestro ser.

Estar encerrados nos llevó  a encontrarnos con realidades que por las ocupaciones diarias, siempre evadimos. Estas realidades no solo tenían que ver con nuestra relación familiar sino también con la relación que teníamos con nosotros mismos. Para muchos el estar sin tener que cumplir ciertas obligaciones los llenó de terror, no solo por la parte económica, sino porque se dieron cuenta que no se conocían verdaderamente y se les hizo difícil encontrar algo que hacer durante el “tiempo libre”

Todo esto sin contar lo más doloroso de todo; las pérdidas de  familiares o amigos cercanos a raíz del virus. Ver como a diario decenas de personas a nivel mundial estaban muriendo, lejos de sus familiares, aislados en hospitales, nos empezó a recordar lo efímera que es la vida y cuán valioso puede ser el tiempo con nosotros mismos, con la familia.

Sin duda, un año en el que se comenzó hablando sobre posibles guerras, incendios en Australia, inundaciones en indonesia, pasando por la llegada de una pandemia mundial, junto a la violencia generada por movimientos sociales …hace nada fácil la tarea de evaluarlo.

Sin embargo, más allá del reconteo de eventos creo que este año se podría considerar como una prueba de resistencia física y emocional ante tantos eventos que nos demostraron lo vulnerables que somos. En lo personal, herramientas como la respiración, la meditación, la oración y el ejercicio físico fueron fundamentales para mantener la salud mental en equilibrio. No niego que sentí miedo y tristeza, si que lo sentí, y mucho, pero creo que lo mejor que pude hacer fue romper la ventanita de emergencia y utilizar esas herramientas mencionadas, ya que ante tanta incertidumbre, la única persona que podía ayudarme era yo misma. Bendigo todo eso que sentí porque me hizo consciente que más allá de conocer mucho sobre crecimiento personal, lo importante es llevarlo a la práctica en momentos de dificultad.

Tratar de etiquetar de “bueno” o “malo” al 2020, es algo que es muy personal y también va a depender de la perspectiva que se use para verlo. Pero de lo que si estoy segura, es que el 2020 nos enseño a todos que todo puede cambiar en 1 segundo, no importa si eres rico o pobre, blanco o negro, residente o inmigrante, así como que no hay ser más poderoso que Dios. 

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