En México, así como en los Estados Unidos y muchos otros países del mundo, el Día del Padre se celebra el 3er. domingo de junio. Aunque para la Iglesia Católica, con toda la lógica, se celebre el 19 de marzo, día de San José, padre de Jesucristo; para algunos países de gran influencia católica, como lo es México, ese día sólo significa el onomástico de los “Pepes”; que por cierto, son millones, ya que es 2do. (José) y 3er. (José Luis) nombre más común de mi país.
La celebración en junio, se remonta al siglo pasado y es una costumbre que nació en los Estados Unidos; la idea fue una chica de nombre Sonora Smart Dood, hija de un veterano de guerra americano: Jackson Smart. A ella se le ocurrió que debería de celebrarse a los padres, cuando escuchó un sermón en su iglesia, un Día de las Madres.
Sonora admiraba muchísimo a su padre, ya que él se había encargado de criar y educar a sus 6 hijos, una vez que su mujer murió durante el sexto parto. Ella consideró que era importante reconocer la labor de la paternidad, al igual que ya se hacía con las madres, para que se pusiera en alto el papel del hombre y la influencia que tiene en la vida de sus hijos.
Al poco tiempo Sonora se presentó en el ministerio de Spoke, Washington, para hablar sobre su iniciativa; propuso que se celebrara el 5 de junio, el día del cumpleaños de su padre. Por motivos de calendario y para que no afectara a ningún día feriado, ni tampoco convertir un día de entre semana en un día no laboral, el ministerio estableció el 3er. domingo de junio como Día del Padre.
Aunque esta celebración nació en un pequeño pueblo, con los años se popularizó en todo Estados Unidos. Sin embargo no fue hasta 1966 cuando el Presidente Lyndon B. Johnson decretó oficialmente que el Día del Padre se celebrara el tercer domingo de junio.
Algunos países optaron por asignarlo oficialmente en la misma fecha que Estados Unidos; sin embargo, en España, Portugal, Italia y algunos otros países Latinoamericanos, prefirieron quedarse con la fecha del 19 de marzo para celebrar la paternidad.
Sin embargo, en México, antes de que se popularizara el “Día de los Padrinos”, era común que el Día del Padre llamaras o visitaras a tu Padrino (de Bautizo), para felicitarlo o celebrarlo, especialmente cuando el vínculo personal, familiar o el cariño era intenso. Porque un Padrino es esa segunda figura paterna, que siempre está ahí para aconsejar en los momentos más complicados, o con esos asuntos que te daba pudor tratar con tu padre.
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