La historia de la migración en España, comienza de forma estructurada y visible a partir de los años 60 y es desde hace veinte años, que se comienzan a constituir asociaciones y normativas jurídicas que servirán a la gestión de la inmigración.
Poco a poco España va dejando de ser un territorio emisor de inmigrantes para convertirse en receptor de una gran cantidad de inmigrantes provenientes de distintas partes del mundo. Así, podemos observar que en el V Informe Foessa y Anuario de Migraciones realiza un recuento de la evolución del proceso migratorio de la población española hacia otros países de Europa.
AÑOS | CIFRAS DE EMIGRANTES |
1960 | 132.213 |
1964 | 318.310 |
1967 | 180.239 |
1974 | 50.536 |
1975 | 20.521 |
1977 | 11.193 |
1980 | 14.910 |
1985 | 17.089 |
1991 | 8.035 |
1993 | 2.297 |
1995 | 1.784 |
1998 | 630 |
En los últimos años, y como consecuencia de este proceso migratorio, España se ha convertido en uno de los cuatro grandes sistemas migratorios al lado de Norteamérica, la región Asia-Pacífico y el Golfo Arábigo (Arango, 1993). Actualmente contamos con una población inmigrante que supera los 6 millones según datos de la ONU https://migrationdataportal.org/es?i=stock_abs_&t=2019.
Sin embargo, desde aproximadamente el año 2001, coincidiendo con la época de bonanza económica, el flujo migratorio se ha constituido en una realidad impensable para aquel entonces.
Dicho esto, tenemos que subrayar que la población extranjera se ha multiplicado aproximadamente por seis en España, y por cuatro en Andalucía, en los últimos años, pasando de representar alrededor del 2% del total de la población en 1999, tanto a nivel regional como nacional, a tener un peso proporcional del 8% y 12% respectivamente en 2009 y actualmente según datos del INE https://www.ine.es/prensa/cp_e2019_p.pdf contamos con los siguientes datos poblacionales en cuanto a inmigración se refiere:
“Las principales nacionalidades de los inmigrantes extranjeros fueron la marroquí (con 60.926 llegadas a España), la colombiana (53.247) y la venezolana (46.825)»
Por su parte, las nacionalidades de emigrantes más numerosas fueron la rumana (38.087 salidas), la marroquí (20.296) y la británica (19.536). Estas tres fueron, además, las mayoritarias entre la población extranjera residente” Datos INE 201
“En términos relativos, los mayores crecimientos de población durante el año 2018 se dieron entre los residentes de Venezuela (47,0%), Honduras (32,4%) y Colombia (25,1%).
Y los mayores descensos entre los nacionales de Ecuador (–3,0%), Bulgaria (–1,1%) y Rumanía (–0,4%).” Datos INE 2018
“Todas las comunidades autónomas presentaron saldo migratorio positivo con el exterior durante el año 2018. Los mayores se dieron en Cataluña (83.762), Comunidad de Madrid (73.126) y Comunitat Valenciana (32.054).
Por el contrario, las comunidades con menores saldos migratorios fueron La Rioja (1.406), Extremadura (1.551) y Cantabria (2.465).” Datos INE 2018
Es importante destacar la fiabilidad y validez de estos datos, ya que la mayoría de la población inmigrante en situación irregular, para tener acceso al servicio de salud, debe constar en el padrón municipal; además, la fecha de empadronamiento es fundamental para la posterior solicitud del permiso de residencia y trabajo.
Igualmente, debemos señalar que durante los últimos veinte años comienza una fuerte tercerización de los sectores de la economía española, atrayendo a la población de otras partes del mundo hacia nuestro país.
Durante la época de bonanza económica se hace evidente un cambio en el perfil de la población inmigrante. Desde los años 90, la población inmigrante era eminentemente masculina; con el paso de los años y el asentamiento y regularización sociolaboral de estas personas, se produce la llegada de sus familias. Su reagrupación constituye la emergencia de la configuración de nuevas familias en Andalucía. Estas nuevas familias procedentes del fenómeno de la inmigración pretenden mejorar su calidad de vida, especialmente para sus hijos e hijas en una sociedad que en ese momento socioeconómico ofrece amplias posibilidades de inclusión social y laboral.
Lo expuesto anteriormente se hace patente a partir del año 2000; en estos últimos años las personas que llegaban a nuestro país provenían sobre todo de Latinoamérica, siendo además, en su mayoría mujeres. Este fenómeno fue denominado como la “feminización de la inmigración”
Otro rasgo a destacar en la evolución del proceso migratorio en España es el aumento del número de asociaciones para atender las necesidades socioculturales de la población inmigrante a través de iniciativas desde la educación para conseguir su plena y óptima inclusión. Todas estas acciones sociales y educativas, y con evidente repercusión en la consecución de los derechos de la población inmigrante y su posterior constitución en leyes y normativa para asegurar estos derechos, nacen con fuerza y vigor debido a las demandas de la población inmigrante; pero también por el compromiso social y ético de muchas instancias sociales y políticas que reclaman un cambio de mentalidad en la sociedad de acogida.
Quienes vienen son personas, no mera mano de obra para cubrir puestos laborales que no desean realizar los autóctonos; además reivindican, de manera progresiva, un reconocimiento social de la riqueza que implica su trabajo y su propia diversidad social y cultural a una sociedad española que, de manera obligada, transita de un modelo multicultural de integración a un modelo intercultural de inclusión social.
Un ejemplo de ello son los contingentes realizados por los distintos gobiernos; el último realizado durante el primer gobierno de Zapatero, como el derecho a la documentación y el trabajo de forma regularizada. Aunque con posterioridad, muchas de estas leyes tengan cabida a incumplimiento mediante estrategias disuasorias y burocráticas establecidas por los gobiernos de turno.
A partir del año 2007, con el comienzo de la fuerte crisis económica vivida es España y el resto del mundo, se fragua un claro descenso en el número de inmigrantes. Además, hay un aumento de la precariedad (más que en años anteriores) de su situación laboral y social comportando así una mayor pérdida de derechos que imposibilitan aún más su inclusión social y la verdadera integración en la sociedad de acogida.
En la actualidad la situación laboral y las perspectivas de inclusión social de la población inmigrante son cada vez más escasas. La crisis del COVID-19 ha golpeado con crudeza la tasa de paro del colectivo inmigrante quedando, en algunos casos, excluidos/as del mercado laboral con relevantes efectos negativos en la calidad de vida e inclusión de los inmigrantes y sus familias.
Esto ha traído como consecuencia que un gran número de inmigrantes estén viviendo aquí en condiciones infrahumanas y sin posibilidad de retornar a sus países de origen o comenzar una búsqueda de empleo en otras localidades. Esta realidad es la que está azotando con mayor fuerza a la población inmigrante en esta coyuntura de crisis económica y social. Las personas que no puedan renovar los permisos de residencia y trabajo terminarán volviendo a situación irregular incluso luego de haber constituido aquí sus familias y de haber construido una identidad con raíces interculturales. Toda una amenaza para las relaciones interculturales en nuestro país.
En la siguiente gráfica podemos apreciar como ha sido la evolución a nivel laboral según datos de la OPAM junio 2019
http://www.juntadeandalucia.es/justiciaeinterior/opam/es/node/92
Afiliaciones de Población Extranjera a la Seguridad Social (Junta de Andalucía
Podemos entonces decir que desde 1990 hasta la actualidad, la población inmigrante ha crecido y decrecido en función de las fases de acumulación del capital y de las políticas sociales llevadas a cabo por los diferentes partidos políticos que se han alzado con el poder en España.
También se hace evidente el crecimiento y decrecimiento de los derechos de las personas inmigrantes y su materialización social. Las políticas públicas establecidas por los diferentes gobiernos, desde entonces hasta la actualidad, no han hecho más que dificultar las relaciones interculturales entre la población española y la población Inmigrante.